Este fin de semana visitábamos a un rival fuerte que sólo había perdido un partido.
Sabíamos que iba a ser un partido difícil, pero no que nos fuera a costar tantísimo ponernos en marcha, tanto como que al descanso perdíamos 28-7.
No obstante, las jugadoras decidieron reunirse en el vestuario para cambiar la cara y echarle ganas al resto. Tal es así que comenzamos a jugar más intensidad y a defender más solidariamente. Funcionó la defensa, les hacíamos agotar posesiones y perder balones, en ataque mejoramos, insistiendo debajo del aro y sacando falta cuando se podía, ganamos el tercer cuarto.
En el último, sólo podíamos seguir haciéndolo igual de bien que en el tercero, y así fue, tanto las jugadoras de pista, como las que salían desde el banquillo, sabían qué tenían que hacer, y sobre todo, cómo. Seguimos igual de intensas, poco a poco íbamos recortando distancias, el equipo contrario agotó todos los tiempos muertos, y cuando mejor estábamos, se acabó el partido 42-27.
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